La Cueva De La Zarzamora

Tan solo por entrar al local y verlo merece la pena la visita. Me resultó muy original, divertido y sorprendente todo lo que iba viendo. Los postres están ricos a un precio justo. Los chicos atienden muy bien y son agradables. Ojo que no reservan, es por orden de llegada. La piña colada es sorprendente....

He alucinado en este sitio. Me habían hablado muy bien de él, pero se habían quedado cortos. Es un sitio único y especial. Para empezar apenas sirven comida, su especialidad son los postres. Aunque tienen algo de bollería, pero destacan más otras elaboraciones: vasos de tartas, torrijas, dulces típicos andaluces (poleás, leche frita…). El local es una antigua cueva que recrea un pueblecito andaluz de antaño. Hay varias salas, todas decoradas de forma vintage. Está todo cuidado al detalle, desde el uniforme de los camareros, hasta la cocina o el baño (lleno de botes antiguos). Me encantó la furgoneta que tienen en la zona de la barra y los sacos. Fijaos en el tendedero… toda una monería. No me extraña que haya que reservar o esperar en la puerta para coger mesa. El sitio lo merece. Además, cuentan con opciones para los celiacos y los intolerantes a la lactosa. Pedimos un carrot cake y dos cafés. Todo muy muy bueno. Parece el postre pequeño, pero en absoluto. Quedamos muy satisfechas. Pagamos 6,60€. Nada caro. Tiene cerca un parking para dejar el coche porque está en una zona céntrica. El parking también es barato. Vi pasar unos cócteles muy top (con algodón de azúcar y nubes).

Llegamos temprano por lo que no fue difícil entrar, suele haber cola y no hay reservas, solo lista de espera . Íbamos con las expectativas altas ya que nos habían hablado mucho del sitio, pedimos la torrija (que tanta fama tiene) y que no nos sorprendió, la torrija en si no sabe a nada , los aderezos es lo que le dan sabor, la crema inglesa muy buena. También pedimos tocino de cielo, la nata espectacular, pero el tocino tenía demasiado caramelo y este estaba amargo. El café muy mejorable no pude acabarme el mio, lo sirven en tacitas vintage muy monas eso sí. Precio de acuerdo al producto. El sitio tiene su encanto, decoración muy cuidada y en algunos casos un pelín excesiva (para nuestro gusto claro). Los camareros muy amables y rápidos, la señora que nos cobró en la entrada ni adiós nos dijo. En resumen, ¿volveremos a ir? No. ¿Lo recomendamos? Si, merece la pena visitarlo.

Teníamos muchas ganas de conocerla, y superó nuestras expectativas sin lugar a dudas. No tuvimos que esperar apenas nada para poder pasar, nos asignaron la sastrería y nos encantó, por otro lado el trato del personal fantástico y la merienda riquísima. Sin lugar a dudas volveremos a repetir, quedé enamorada.