Restaurante Santa Comba

Una experiencia maravillosa, es literalmente como ir a comer a casa de tu abuela. Pagas 11€ por el menú que te canta la camarera directamente y en menos de 15 segundos ya tienes el primero, una tortilla de camarones exquisita, de segundo pedimos una milanesa de pollo, riquísima también. Las dos señoras que regentan el local son encantadoras. Lo único a tener en cuenta es que no se puede pagar con tarjeta, repetiremos seguro.

Pase siguiendo a unos curre las para ver donde comían y acerté. El menú consistía en elegir 2 primeros o 5 de segundo, no me defraudo para nada. Eran unas mujeres mayores que lo llevan muy bien. Por 10€ si 10€ primero, segundo postre o café. No lo encuentras en casi ningún sitio comiendo bien. Aquí es para comer bien y comida casera sin pijotadas. Si vuelvo a Coruña vuelvo a comer en el bar Santa Conba.

Típico sitio "pequeño y añejo", la comida no es la más rica que haya probado, pero está bien, es como comer en casa de tu abuela: Comida decente, de casa, con buenas raciones en general y a un precio que ya no se suele ver. Servicio bastante rápido. Croquetas, carne asada, refresco, postre (comercial), y café grande, 10€. No hay camiones aparcados delante porque es el centro de la ciudad, si fuese un sitio de carretera estaría petado. En una época en la que predominan los restaurantes de postureo que al final no tienen nada más que eso, la fachada y la apariencia, que sigan quedando sitios como este es un lujo.

Comer en Santa Comba es cómo volver a casa. No sólo por el ambiente del local con aires de toda la vida, o porque la dueña te trate tan bien que parece que te conozca de siempre, sino porque la comida es casera casera, sabrosa y muy abundante. Puedes comer en el local o que te lo preparen para llevar. Yo me decanté por las bacalaillas fritas acompañadas de patatas fritas para llevar. Pedí para una persona y me encontré con 7 piezas enormes y un tupper gigante de patatas fritas caseras. Además, la señora me preguntó si me gustaba la tortilla, y me puso un trozo de cortesía que estaba recién hecha, melosa y deliciosa. Raciones abundantes, riquísimas y a un precio de risa. Larga vida al Santa Comba y a su fantástica dueña!!